“Los derechos de un presidente se respetan”, expresó el jefe de Estado durante la posesión de Claudia Regina Expósito como magistrada del Consejo Superior de la Judicatura.
“Aquí respetamos a las cortes, jamás verán ustedes una interceptación telefónica, como un runrrún en la prensa, porque así dice en la prensa, queda como que éramos nosotros los que estábamos interfiriendo, cuando yo mismo lo fui”.
Así lo manifestó el presidente Gustavo Petro al posesionar este martes, en la Casa de Nariño, a la jurista Claudia Regina Expósito como magistrada del Consejo Superior de la Judicatura.
Agregó que también sus hijos, siendo menores, de 4 y 5 años de edad, fueron seguidos por el DAS en el Liceo Francés y “sacaron fotos de los salones donde ellos estudiaban”.
Respecto a la reciente denuncia que hizo sobre el caso de la compra de un software malicioso por parte del gobierno colombiano en 2021, el mandatario afirmó que en una democracia nadie debería tener “el súper poder, alguien no electo, incluso –porque no sabemos dónde está Pegasus–, de saber qué hablamos o qué no hablamos o si nos tienen que vigilar o no vigilar, si somos peligrosos o no somos peligrosos”.
A continuación, exigió también respeto a los derechos del presidente de la República.
“Los derechos de un presidente se respetan, porque si no vamos a irrespetar también los derechos de un campesino, de un niño sin agua, de una persona pobre, de un viejo sin sopa caliente en las calles, de un soldado, que ahora es agredido por el Eln que, en vez de hablar de paz, van por un muchacho, un soldado cuya madre estará llorando en este momento o preocupada si está herido”, indicó el jefe de Estado.
Y sostuvo: “Yo lo que siento, y tengo que confesarlo, es que pareciera que si un presidente dice y actúa en función de que un viejo tenga un plato de sopa, en función de que los niños tengan agua potable, en La Guajira y en otros lugares del país; en función de que un campesino humilde o una campesina tenga tierra, que son cosas que ordena la Constitución; en función de que estos principios básicos de la justicia se puedan ejercer en la práctica por la totalidad de Colombia, es decir, que el derecho exista no en la palabra sino en la vida cotidiana, pues, puede haber paz”.
Sin embargo, agregó, “pareciera que eso no es querido en Colombia, no por el pueblo que obviamente sí lo quiere, sino por quienes de una manera u otra detentan palancas del poder de facto, a veces electos, que no lo quieren”.
El jefe de Estado citó la obra Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, para ilustrar que, si este ciclo doloroso se repite, “o cortamos la historia y pasamos a ser una nación respetable, donde sea posible el Estado Social de Derecho en Colombia y la paz, o son 75 años más hacia adelante de matarnos entre nosotros, y eso no es lo que queremos”.
Recordó que él ha puesto “sobre la arena la posibilidad de un Acuerdo Nacional, pero parece que la respuesta es otra”.
“Sin embargo, pareciera que es un pecado que un presidente lo muestre”, indicó.
“Hemos tenido unos funcionarios de unos gobiernos que no han entendido qué es la Constitución y que no han entendido qué es un Acuerdo Nacional”, dijo.
Recalcó que el Acuerdo Nacional no puede ser que el presidente abandone las reformas que benefician al campesino que no tiene tierra, al viejo que no tiene el plato de sopa o al niño que no tiene el agua potable”.