Con la cabeza en alto, la tenista María Camila Osorio se despide de París 2024
La tenista cucuteña cayó ante la norteamericana Danielle Collins en la tercera ronda, y dejó en alto el nombre de Colombia en los Juegos olímpicos.
Por tercera vez en la historia de nuestro país, tras lo hecho por Fabiola Zuluaga en Sídney 2000 y Atenas 2004, una tenista colombiana aparecía en la tercera ronda olímpica. María Camila Osorio enfrentaría, en los octavos de final, a la novena del mundo, a la estadounidense Danielle Collins.
Con parciales 0 – 6, 6 – 4 y 3 – 6, la cucuteña se despidió del sueño olímpico al perder 2 – 1 en la tercera ronda olímpica que tuvo lugar en la Pista 14 del Roland-Garrosdurante la mañana de este martes 30 de julio.
En el primer set, la estadounidense fue muy agresiva en su juego, parecía infalible tanto en sus saques, como en sus repuestas. Camila no estuvo muy cómoda, no encontró una forma clara para responder los potentes reveses y su rival aprovechó para superar con claridad tras el 6 – 0 final.
Borrón y cuenta nueva, así inició la segunda ronda para Camila, si bien el partido era complicado, todavía no estaba escrito el resultado final. La cucuteña mejoró su concentración y aumentó su agresividad para comenzar puntuando 1 – 0 y 2 – 1. Aunque la estadunidense no cedió y remontó 2 – 3, la colombiana mantuvo la calma y con contundencia dejó el set 6 – 4 a favor junto con el empate en el partido.
Tercer set, el definitivo y la estadunidense se adelantaba hasta el 1 – 5. Si algo caracterizó a Camila, durante su participación en los Juegos Olímpicos, fue la resiliencia y la actitud para no darse por vencida. Nuestra representante consiguió puntuar dos veces más y aunque parecía que podría remontar, Collins puntuó y ganó el partido con el 3 – 6 final.
Gracias María Camila por entregarlo todo en cancha, por darle alegría a todo un país, por regresar al tenis colombiano a una tercera ronda olímpica. 22 años y un futuro excepcional en el deporte blanco, porque le demostraste a millones de personas que el miedo al fracaso es el único responsable para no conseguir un sueño.