La victoria de Noboa frustra el anhelo de la Revolución Ciudadana, el partido del expresidente Rafael Correa (2007-2017), de retornar al poder.
QUITO (AP) — El joven empresario Daniel Noboa, sin mayor experiencia política ni en el manejo del Estado, ganó las elecciones presidenciales y se apresta a afrontar uno de los mayores desafíos en la historia reciente de Ecuador: solucionar la violencia rampante ligada al narcotráfico que mantiene en jaque a la economía y a la sociedad.
Con 35 años, la edad mínima para postularse a la presidencia, tuvo un breve paso de dos años como legislador en la Asamblea, que fue disuelta en mayo por el presidente Guillermo Lasso cuando se impulsaba un juicio político para destituirlo en medio de acusaciones de corrupción en el sector energético.
El debutante en los comicios presidenciales desplazó con 52,30% votos a su contrincante, la abogada de izquierda Luisa González, que obtuvo un 47,70%, escrutadas más del 98% de las actas. La victoria de Noboa frustra el anhelo de la Revolución Ciudadana, el partido del expresidente Rafael Correa (2007-2017), de retornar al poder.
La noche del domingo González reconoció en un mensaje público su derrota en la segunda vuelta electoral y felicitó a su contendiente.
La analista política Grace Jaramillo, de la universidad British Columbia, en Vancouver, dijo en diálogo con The Associated Press que para que el nuevo mandatario triunfe “debe sobrevivir políticamente” en un escenario adverso dominado por la fuerza política del expresidente Correa en la Asamblea, donde tiene alrededor de medio centenar de legisladores.
Manifestó que, para ello, Noboa debe actuar en varios frentes simultáneamente y “el primero sin duda es la seguridad, estableciendo autoridad sobre los aparatos de seguridad del Estado y especialmente tomando control efectivo del sistema de prisiones”. Noboa ”necesita hacer una demostración contundente”, dijo.
En la primera vuelta electoral, el ahora presidente electo no aparecía en las encuestas y tampoco en la mira de sus siete rivales de entonces, entre otros factores, porque no confrontaba. Llevaba un discurso que hablaba de seguridad, empleo para los jóvenes o libre ingreso a las universidades públicas, lo que le permitió conectar con esos electores.
Tras conocer su triunfo en el balotaje, en una corta aparición pública Noboa aseveró que “empezamos a trabajar por ese nuevo Ecuador”, a reconstruir un país que ha sido gravemente golpeado “por la violencia por la corrupción y por el odio. Desde mañana empieza a trabajar la esperanza”.
Noboa, heredero de la fortuna de un emporio que incluye el negocio de las bananas, entró a la contienda sin mayor experiencia política previa y se coló inesperadamente en la segunda vuelta presidencial.
Ganó en su primer intento, en unos comicios con más del 82% de participación, en los que cosechó el respaldo de las provincias de la cordillera andina ecuatoriana y de buena parte de la Amazonía. González fue la más votada en la zona costera, en las provincias más sacudidas por la violencia y la acción del narcotráfico como Guayas, Esmeraldas y Manabí.
Noboa se autodefine como un defensor de la libertad de empresa y con vocación de servicio social.
González, otra debutante en la carrera presidencial, ofreció los votos de su partido, que ostenta la mayor bancada del legislativo con cerca de 50 escaños, para los proyectos del nuevo mandatario que no sean privatización o reducción de derechos.