Se trata de un nuevo paso para interrumpir aún más el apoyo material a la base industrial de defensa de Rusia y para obstruir los esfuerzos de Rusia para aumentar su capacidad militar.
Washington (EFE).- El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene previsto firmar una orden ejecutiva con sanciones secundarias para los bancos que sigan financiando a las empresas que están ayudando a Rusia a mantener su maquinaria de guerra en su agresión a Ucrania.
Desde el inicio de la invasión, Estados Unidos y sus aliados han aprobado innumerables sanciones que tuvieron un impacto significativo en la capacidad de Rusia para acceder a los bienes y la tecnología que necesitaba para construir armas.
Pero el Kremlin respondió dedicando “tiempo y recursos considerables” para encontrar la forma de eludirlas.
De esta forma creó empresas pantalla con intermediarios financieros, “voluntarios o involuntarios para eludir las restricciones y abastecerse de componentes cruciales para la guerra, como los semiconductores, pero también muchos otros como precursores químicos, rodamientos y sistemas ópticos.
Aunque Washington asegura que se ha desenmascarado a muchas de esas empresas pantalla, la nueva orden ejecutiva pretende ser una nueva herramienta para perseguir a los bancos que estén aún permitiendo que las empresas a las que financian envíen estos bienes al complejo militar industrializado de Rusia o sigan haciendo negocios con Moscú.
Según explicaron los funcionarios, el decreto ofrece una “herramienta quirúrgica” que permite ir tras las instituciones financieras que están haciendo transacciones que fomentan dicha capacidad militar rusa y que va, al mismo tiempo, contra las citadas empresas.
Desde la Casa Blanca recordaron que las sanciones siempre han perseguido dos objetivos: negar a Rusia el acceso a los ingresos que necesita para la guerra y poner “arena en los engranajes” de su maquinaria bélica de Rusia y desmontar su cadena de suministro.
Las acciones de hoy persiguen el segundo objetivo.
Según explicaron las fuentes, ésta es la primera vez que se aprueba una herramienta con sanciones secundarias para perseguir a las instituciones financieras durante este conflicto, que al mismo tiempo busca “desincentivar el tipo de comportamiento que está fomentando la capacidad de Rusia para construir armas” en su agresión a Ucrania.