En el Día Internacional de la Mujer Rural. Columna de Jorge Ancizar Cabrera Reyes.
“Este Día Internacional no olvidemos sus demandas, apreciemos su labor en el suministro de alimentos y servicios en zonas menos desarrolladas y reivindiquemos unas zonas rurales en las que puedan contar con las mismas oportunidades que los hombres”. Naciones Unidas.
La Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, ocurrida el 18 de diciembre del año 2007, adoptó el día 15 de octubre como: “Día Internacional de las Mujeres Rurales”, por su contribución en el progreso y trabajo rural y agricola, en la búsqueda de mejorar su calidad de vida, la mejora en la seguridad alimentaria y seguir insistiendo y luchando en la erradicación de la pobreza e igualmente la Declaración de las Naciones Unidas, hace un llamado a todos los Estados miembros “para mejorar la condición de las mujeres rurales, prestando atención a sus necesidades, y también para empoderarlas en el ámbito social, económico y político”.
En todos los países en desarrollo, la gran masa de población pobre se encuentra en las zonas rurales. Las mujeres campesinas, que además de cuidar la familia, trabajan en la producción de alimentos, sufren en muchos casos más que los hombres las consecuencias de la malnutrición; en el proceso de desruralización y ruralización de las ciudades con la migración campesina hacia las mismas, las zonas de barrios marginales se caracterizan por la pobreza, las condiciones de vida insanas y una alta tasa de desempleo, inseguridad y descomposición social.
Las causas del hambre son muchas y variadas, algunas tienen origen natural (sequías, plagas, enfermedades de cultivos y catástrofes naturales); otras son de origen humano (guerra y explotación excesiva de recursos naturales esenciales para la producción alimentaria).
No siempre es verdad que cuando más tierra tiene un campesino o campesina, menos probabilidades tiene de padecer hambre. Lo que cuenta realmente es el uso que se le hace de la tierra.
Es importante tener en cuenta, que la cantidad de trabajo que puede realizar una persona, depende de las calorías que ingiere, en muchas ocasiones la dieta de los campesinos y campesinas no es suficiente para darle la energía necesaria para una jornada de trabajo en el campo y realizar después otras tareas del hogar o relacionadas con la agricultura y la agroindustria.
Hay que reinvindicar los derechos de las mujeres rurales y dignificar su trabajo y además propiciar programas de capacitación en las zonas rurales, para así asegurarles una mejor formación y hacerlas partícipes del desarrollo sostenible, social, ambiental y económico en el mejoramiento de sus condiciones de calidad de vida.