“Entre un 20 o un 25 por ciento de las personas tiene un problema de salud mental y en el sistema sanitario público sólo se trata a menos de un tres por ciento porque no hay profesionales”, ha lamentado el periodista de ‘El País’ Pablo Linde.
La pandemia del coronavirus y la actual guerra de Ucrania están generando el escenario idóneo para aumentar los casos de insomnio entre la población, según han avisado diversos expertos en el encuentro digital ‘El COVID, sus daños colaterales: el insomnio, su tratamiento y su impacto en la salud mental’, organizado por Europa Press.
Se trata de un “problema” de salud pública si se tiene en cuenta que el insomnio es uno de los trastornos del sueño que más consultas provoca en los centros de Atención Primaria y especializada, y está caracterizado por la incapacidad para iniciar y/o mantener el sueño, así como por la presencia de un despertar precoz o sueño no reparador, repercutiendo en gran medida en el rendimiento diurno de los sujetos.
Además, el insomnio puede desencadenar múltiples trastornos que afectan a la calidad de vida y la capacidad laboral, con el consiguiente riesgo de accidentes y bajas laborales, así como aumentar el riesgo de aparición de enfermedades como la diabetes y otros problemas cardiovasculares. En niños y adolescentes, contribuye en gran medida al fracaso escolar.
“Se está originando la tormenta perfecta. Venimos de una situación de Covid-19 y ahora estamos en medio de una guerra que, sí o sí, va a afectar a la economía de todas las familias y esto provoca unas angustias que, al final, afectan al sueño”, ha señalado el presidente del Foro Español de Pacientes, Andoni Lorenzo.
De hecho, el jefe de servicio del Servicio de Neurofisiología y la Unidad de Trastornos del Sueño del Hospital Universitario La Ribera (Alzira), Javier Puertas, ha advertido de que durante la pandemia se ha pasado de tener un 20 por ciento de la población con algún síntoma de insomnio a un 60 por ciento. Además, el 41 por ciento de la población sufre de problemas de sueño como efecto colateral del coronavirus, especialmente las mujeres y los profesionales sanitarios.