Gaitán y Echandía dos líderes liberales excepcionales y sin tacha. Columna de Jorge Ancizar Cabrera Reyes.
Dos Insignes Colombianos, que desde su acción académica, política y jurídica dejaron un legado indeleble y que aún siguen vigentes sus ideas, en el tiempo de ahora.
El Doctor Jorge Eliécer Gaitán, Orador, Escritor, Político, Alcalde de Bogotá, Ministro, Parlamentario, Profesor y Rector universitario, entre otros cargos y jurista graduado de Abogado con su tesis laureada en la Universidad Nacional y dirigente liberal asesinado el 9 de abril de 1948, y con su muerte se agudizó la violencia política en Colombia.
El Doctor Darío Echandía, abogado graduado del Colegio Mayor del Rosario, Escritor, Filósofo, Juez, Diputado de la Asamblea del Tolima, Parlamentario, Magistrado, Ministro, Profesor, Rector universitario, Presidente de Colombia y Gobernador del Tolima entre otros cargos.
Los dos, fueron destacados pensadores estudiosos y conocían ampliamente la realidad social, cultural, política y económica del país, lo defendieron y lucharon desde el Partido Liberal con su ideario ideológico y ambos se desempeñaron con solvencia ética, académica y pensamiento democrático, enarbolando sus tesis progresistas en favor de los más desvalidos del país, en la búsqueda de más justicia social, participación política incluyente y en sus condiciones de Jefes del Partido Liberal Colombiano lo orientaron siempre pensando en las clases menos favorecidas.
Gaitán y Echandía en épocas distintas vivieron en Roma, Italia. El doctor Jorge Eliécer Gaitán, en la Universidad de Roma, estuvo estudiando y perfeccionando los conocimientos en criminología y fue el primer latinoamericano en ser recibido como miembro de la Sociedad Internacional de Derecho Penal -Grupo Itálico -, sus profesores de talla mundial fueron: Ferri, Garófalo, Mortara, Rocco, Altavilla y Manzini.
El doctor Darío Echandía, se desempeñó como Embajador de la Santa Sede, nombrado en 1937 en el Gobierno del Presidente Eduardo Santos, le correspondió impulsar y acordar el nuevo Concordato que reformó el realizado en el año de 1887. Y posteriormente en el segundo mandato del Presidente Alfonso López Pumarejo en su condición de Ministro de Gobierno el acuerdo concordatario, que fue aprobado en el Congreso y así se estableció mediante Ley 50 de 1943.
Está demostrado que la paz que ofrece el capitalismo deshumanizado siempre estable una paz ceñida de violencia, donde hay que luchar por la verdadera paz, la reconciliación, la convivencia pacífica de los pueblos, y todo debe apuntar hacia una paz global y también real o total para los colombianos.
Unas de las frases del doctor Jorge Eliécer Gaitán, con las que culminaba y agitaba a las multitudes: “Por la restauración moral y democrática de la república ¡A la Carga!”… “Yo no soy un hombre, soy un pueblo”… “El pueblo es superior a sus dirigentes”…”Que los ricos sean menos ricos, para que los pobres sean menos pobres”.
Y en la multitudinaria manifestación que se realizó el 7 de febrero de 1948, en la Plaza del Bolívar de la Capital de la República, en un aparte de la Oración por la Paz, el doctor Jorge Eliécer Gaitán y dirigiéndose al Presidente titular de Colombia doctor Mariano Ospina Pérez, señaló: “Impedid, Señor, la violencia. Queremos la defensa de la vida humana, que es lo menos que puede pedir un pueblo. En vez de esta fuerza ciega desatada, debemos aprovechar la capacidad de trabajo del pueblo para beneficio del progreso de Colombia”.
Unas de las frases del Maestro Darío Echandía: “Se aterran y se mueren de susto cuando les hablan de reforma social. Eso es lo que llaman liberal”…”Si no cambiamos las cosas, nos cambian a nosotros”…“Todo el mundo quiere la paz, de eso no cabe duda. La paz es un buen negocio. Pero unos la quieren aplicando el aforismo romano “si vis pacem para bellum” (si quiere la paz, prepara la guerra) mientras otros, como lo dicen y repiten los últimos Papas, pensamos que si queremos la paz, debemos hacer primero la justicia”…”Hasta que podamos volver a pescar de noche”.
El doctor Darío Echandía, en discurso de posesión presidencial como Primer Designado encargado por segunda vez de la Presidencia, el 10 de julio de 1944, señaló: “Yo llamo a todos los colombianos que deseen la paz, orden, libertades, respeto a sus derechos, prosperidad para la Patria, en vez de una República oscurecida en el conjunto internacional, envilecida, sin crédito, sin ninguna tradición que respetar, sometida a sucesivos golpes de fuerza y a la inseguridad constante, a ofrecer al gobierno su apoyo, su lealtad, su contribución para el restablecimiento del orden y el afianzamiento de la paz…”