El papa emérito, que murió el 31 de diciembre a los 95 años, está considerado como uno de los grandes teólogos del siglo XX
CIUDAD DEL VATICANO (AP) Miles de personas acudieron a primera hora de la mañana del jueves a la Plaza de San Pedro para el funeral del papa emérito Benedicto XVI y para presentar sus últimos respetos al teólogo alemán que hizo historia al retirarse del cargo y asistir a una inusual misa de réquiem por un pontífice muerto presidida por su sustituto.
Las campanas repicaron y la multitud aplaudió cuando los portadores sacaron el ataúd de ciprés de Benedicto de la basílica y lo colocaron ante el altar instalado en la plaza bajo la mirada de los cardenales, vestidos de rojo.
Jefes de Estado y miembros de la realeza, clérigos de todo el mundo y miles de fieles acudieron en masa al Vaticano a pesar de los pedidos del papa emérito para una despedida sencilla y de los esfuerzos de la Santa Sede por hacer que el primer funeral de un para emérito en los tiempos modernos fue discreto.
Muchos procedieron de la Baviera natal del excardenal Joshep Ratzinger y vestían trajes tradicionales que empezaronn abrigos de lana para protegerse del frío matutino. “Hemos venido a rendir homenaje a Benedicto y queríamos estar hoy aquí para despedirnos”, dijo Raymond Mainar, quien viajó desde una pequeña localidad al este de Múnich para el funeral. “Fue un papa muy bueno”.
El papa emérito, que murió el 31 de diciembre a los 95 años, está considerado como uno de los grandes teólogos del siglo XX y dedicó su vida a defender la doctrina de la Iglesia. Pero pasará a la historia por un anuncio singular y revolucionario que cambió el futuro del papado: se convirtió en el primer papa en retirarse en seis siglos.