Los videos difundidos por el gobierno desde el interior de la prisión, situada unos 50 kilómetros al noroeste de Tegucigalpa, mostraban varias pistolas, muchos machetes y otras armas blancas encontradas tras el motín.
TEGUCIGALPA (AP) — Un grupo de reclusas sacó a los guardias de la prisión, abrió un bloque de celdas, comenzó a asesinar a otras internas y provocó un incendio. El resultado: la principal cárcel de mujeres de Honduras se convirtió en escenario de una matanza en la que murieron al menos 46 mujeres, según la cifra actualizada de víctimas ofrecida el miércoles por el Ministerio Público y el Departamento de Medicina Forense hondureño.
La presidenta hondureña Xiomara Castro afirmó que el motín en la localidad de Támara fue “planificado por maras a vista y paciencia de autoridades de seguridad” y después de anunciar “medidas drásticas” destituyó al ministro de Seguridad, Ramón Sabillón, y lo reemplazó por Gustavo Sánchez, quien era hasta ahora director general de la Policía Nacional.
Las reclusas llevaban semanas quejándose de que las integrantes de una pandilla las estaban amenazando. Según las autoridades, la banda cumplió el martes con esas amenazas y asesinó a las 46 mujeres, muchas ellas quemadas, baleadas o apuñaladas.
El motín es la peor tragedia en un centro de detención de mujeres en América Central desde 2017, cuando 41 niñas de un refugio para jóvenes con problemas de Guatemala murieron después de prender fuego colchones para protestar por las violaciones y otros malos tratos que sufrían en esa institución.
El peor desastre carcelario en un siglo también ocurrió en Honduras en 2012 en la penitenciaría de Comayagua, donde 361 reclusos murieron en un incendio.