En la Catedral Metropolitana de Ibagué, amigos y familiares le dieron el último adiós al hombre de 80 años
Se fue el repartidor de periódicos y revistas mas querido y recordado en Ibagué, aquel que a las 4 de la madrugada cada día se encargaba de empezar a distribuir los ejemplares de la prensa con la que devorábamos titulares y notas del acontecer local, regional, nacional e internacional.
Jaime Valderrama, se hizo icónico desde su pequeño puesto de revistas y periódicos ubicado en la calle 12 con carrera segunda de Ibagué, un lugar que era obligado para ir a comprar el diario, quizás un dulce, algunos un cigarrillo, pero también a comentar y escuchar las opiniones, noticias o las observaciones que «Condorito» siempre tenia a flor de labio, con respecto al devenir de la ciudad.
Y es que Jaime Valderrama se convirtió quizás en uno de los mayores y mejores testigos del acontecer diario de Ibagué, merced a la ubicación privilegiada de su pequeña caseta ya que por ahí circulaba toda la actividad , desfilaban todos los personajes de la vida cotidiana y se enteraba de cuanto acontecía en el corazón de la ciudad musical.
Como no recordar a Jaime Valderrama, quien madrugaba con los periodistas y locutores de las emisoras ibaguereñas a quienes les llegaba temprano con los ejemplares de la prensa que él mismo recibía y preparaba para repartir en la ciudad mucho antes que despuntara el día.
Cincuenta años trabajó como voceador de prensa, una profesión que ejerció con disciplina, con responsabilidad, con respeto y seriedad, pero mas allá de eso, sembrando el valor de la amistad, por lo que fue siempre altamente reconocido.
Los últimos meses Jaime estuvo aquejado de dolencias que lo mantuvieron ingresado en la Clinica Nuestra de Ibagué y que finalmente hicieron apagar su vida, una vida de esfuerzo, lucha y superación.
En la Iglesia Catedral de Ibagué hoy fue el último adiós a Jaime Valderrama, un hombre que siempre tuvo un alto sentido de pertenencia por su ciudad y por la cual se quejó muchísimas veces y pidió acciones desde su pequeño palco de la 12. Paz en su tumba!
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