No pareció que el mejor deportista español de siempre hubiera estado 349 días sin disputar un partido individual en una pista de tenis.
Redacción deportes (EFE).- Rafael Nadal regresó a la competición después de once meses y medio de ausencia de las pistas por lesión con un convincente triunfo ante el austríaco Dominic Thiem en el torneo de Brisbane, por 7-5 y 6-1.
El ganador de veintidós Grand Slam, invitado del evento, tardó una hora y media en sacar adelante su primer partido después de una larga recuperación.
En segunda ronda jugará ante el ganador del partido entre el ruso Aslan Karatsev, octavo favorito, y el australiano invitado Jason Kubler.
No dio la sensación durante muchos momentos de que el tiempo hubiera pasado para el jugador de Manacor, de 37 años, que con la prudencia necesaria advirtió en su día que este 2024 podría ser el último de su exitosa trayectoria.
Sacó adelante con autoridad y con un estupendo juego el choque. Contundente. Por 7-5 y 6-1 después de una hora y media sobre la pista Pat Rafter Arena del Queensland Tennis Centre, que acogió con entusiasmo, con cariño y con cierta expectación la nueva puesta en escena del jugador español.
No tiene nada que demostrar a estas alturas Nadal que presume de una de las mejores carreras de la historia de este deporte y que hace tiempo que asume una nueva realidad, distante de grandes aspiraciones, de retos que ya consiguió. Con 37 años, veintidós Grand Slam, disfrutó de sus nuevas y buenas sensaciones. Volvió a competir y volvió a ganar.
“Es un día muy emocionante para mí por todo lo que he pasado. Me siento muy feliz. Todo ha salido bien. Han sido muchas cosas. Estoy agradecido por todo”, dijo sobre la pista.
Rafael Nadal regresó como siempre. Atrás dejó, arrinconado, aquel mal momento de la segunda quincena de enero del pasado año cuando perdió un partido del Abierto de Australia que terminó de mala manera ante el estadounidense Mackenzie MCDonald.
Lo acabó dañado, lesionado en el psoas ilíaco de la pierna izquierda. Nada hacía pensar que ya no volvería a pisar una cancha en todo el 2023 y que en cada entrevista recibiría más preguntas sobre su retirada que sobre sus objetivos.
Larga ha sido la espera. Ha sido capaz de frenar la ansiedad Nadal, que plasmó en la cancha, en su retorno, sensaciones alentadoras y un gran juego. Especialmente en el saque, que no cedió en ningún momento, donde se dejó pocos puntos. Que nunca estuvo amenazado.